domingo, 14 de abril de 2019

Necrológica de Cristina Blasco, leída el 9 de abril en el acto del aula de poesía por el presidente Ricardo Hernández Diosdado



Cristina Blasco Vizcaino
Hoy, 9 de abril, es un día de duelo para los que formamos la gran familia de Asprojuma. Como la mayoría ya sabéis ayer falleció nuestra asociada y vocal Cristina Blasco. Hace escasas dos horas estuvimos algunos en la misa previa a la incineración.

Varios me habéis preguntado por las causas de su muerte, en cierta forma repentina. Hace mucho tiempo tuvo un cáncer de mama y había sido operada por ello. Le estaban haciendo unas pruebas hace unos días, cuando detectaron una metástasis invasiva y terminal. No vivió ni una semana más. Ha sido casi una muerte repentina, como lo fue la de Enrique Lavín, nuestro secretario anterior, no hace ni un año. Y las circunstancias del fallecimiento de este fueron muy semejantes. Parece que hay casos difíciles de detectar.

La noche pasada, estando en el tanatorio, alguien preguntó si se iba a suspender el acto de hoy. Respondí que no; primero porque ella no hubiera querido, pues era una apasionada de la poesía y asidua asistente a este acto, como también al musical, a las excursiones y a algún otro. Y en segundo lugar porque, de esta forma, podía efectuar una referencia en caliente a su figura humana y hacerla objeto del homenaje al que se había hecho acreedora por sus muchos méritos; los que voy a detallar en lo que sigue.

¿Quién era Cristina Blasco Vizcaíno?

Me permitiréis que comience con algo personal. Cristina Blasco fue primero mi alumna y después compartimos muchos años de docencia en la Facultad de Económicas y una buena amistad, a pesar de estar en diferentes departamentos, pues nos veíamos con asiduidad y compartíamos tiempos y charlas sobre múltiples temas. Sé que nuestra amistad era sólida, porque, pasado el tiempo, y cuando fui elegido presidente de Asprojuma, le sugerí adherirse a esta asociación y no lo dudó ni un segundo. Y hace apenas dos meses, cuando se celebraron nuevas elecciones, la invité a ocupar una vocalía y tampoco me puso pegas ni condiciones.

Al poco de resultar elegidos tuvo la feliz idea, que ya estaba gestando, de crear el grupo de was ups de Asprojuma en el que poder compartir, los adheridos, las novedades más inmediatas de Asprojuma y los comentarios sobre los actos, independientemente de las notificaciones de correo. Ese grupo, fue el que ayer, nada más saber de su muerte, se inundó de mensajes de condolencia, pésame y resalte de sus muchas cualidades como persona y amiga. Un grupo de la que ella era la administradora principal, junto a Antonio Porras y yo mismo. Y que ahora seguiremos administrando ambos para ir incorporando a los que lo deseen. Un grupo que se denomina was up de Asprojuma, y que, en su honor, a partir de ahora, se denominará grupo de was up de Asprojuma Cristina Blasco, para que, cuando introduzcamos en él algún mensaje, podamos recordarla con cariño.

Me han hecho otra pregunta hace un rato: ¿quién va a ocupar la vocalía que ha quedado vacante? Mi respuesta es que va quedar sin ser ocupada hasta nuevas elecciones, como otro homenaje a Cristina. Estatutariamente puedo hacerlo.

Cristina Blasco era, además, una figura humana singular, de un cultura firme y extensa, gran y excelente pintora, cuya obra está expuesta permanentemente en un piso de la Alameda, y que cultivaba otras muchas aficiones culturales, como esta de la poesía. Y es que Asprojuma es, sobre todo, una asociación cultural. Independientemente de que los que la formamos seamos asociados, miembros cooperantes o simpatizantes, nos une, aparte de una amistad, en muchos casos sólida e intensa, una dedicación compartida a los asuntos culturales más diversos. Unos por dedicación docente en nuestra vida laboral en la universidad, otros también por docencia en diversas instituciones, algunos por sus profesiones, todos los que formamos esta familia estamos guiados por afanes culturales en mayor o menor medida. Cuando estaba estudiando el bachillerato me topé con la que, estimo, es la mejor definición de cultura, y que nunca he olvidado: Cultura es el conjunto de conocimientos que vamos adquiriendo y que, una vez sedimentados, nos permiten enfrentarnos con la vida y con la muerte. Con esa muerte que tal vez la cultura nos permite no temer demasiado, en especial a los que ya tenemos una edad avanzada, y en esta asociación somos los más: no hay adolescentes aquí, ni siquiera entre los simpatizantes.

Esa muerte que nos acecha en cualquier oscuro recodo de nuestro caminar vital y que forma parte de la propia vida, que es una parte definitiva de ella, su culmen. Todos esperamos dar vuelta a esa esquina cuanto más tarde mejor, pero no creo que haya muchos a los que les asuste en demasía ese giro, ya que la mayoría hemos cubierto nuestro ciclo vital sin haber hecho daño excesivo al prójimo y dando a la sociedad cuanto de nosotros se podía esperar, que es suficiente para estar satisfecho de lo vivido.

Y esa era la actitud de Cristina, estoy seguro, pues, aunque no fuera un tema del que habláramos en nuestras charlas, que yo recuerde, sí me consta que ella había recorrido su senda con rigor humano y con dedicación plena a su trabajo y a sus aficiones culturales. Desde hacía un tiempo también a las actividades de esta asociación, que tiene solamente actos culturales, pues hasta los más lúdicos, como las comidas y cenas, están impregnados de la faceta cultural gastronómica, y las excursiones unen a los aspectos artísticos e históricos de las ciudades, también la gastronomía autóctona. Cristina participaba con nosotros estando integrada en nuestro mundo, y era, sobre todo y ante todo, una persona cabal y preocupada por los asuntos de esta asociación.

Durante el periodo de mi presidencia, con ella son seis los fallecidos entre los componentes. Parecerá una paradoja, pero nunca he pedido un minuto de silencio como homenaje y respeto en ninguno de estos casos. Y no lo voy a hacer ahora tampoco, tal vez porque el morir es algo, como ya dije, natural.

Es el colofón de nuestras vidas. Solo una vez salí de la norma y fue como consecuencia de un acto antinatural, que tenía a todo el país consternado. Me refiero al asesinato alevoso de un niño, del niño Gabriel en Almería, por la amante de su padre.

No pediré un minuto de silencio en homenaje a Cristina, pero sí os voy a solicitar algo diferente: que os acordéis de ella de vez en cuando, por ejemplo al utilizar el was up colectivo, o en otras muchas ocasiones, y a los que sean creyentes y/o religiosos, que recen una oración por su alma. Y a todos los presentes, que, como premio a su vida de dedicación a los demás en la docencia, y tras ella, le ofrezcamos junto al deseo de que descanse en paz, un fuerte, apretado y cariñoso aplauso.

Muchas gracias por vuestra atención. Descanse en paz Cristina Blasco Vizcaíno.
  

Texto: Ricardo Hernández Diosdado

Málaga, 9 de abril de 2019



Junta Directiva de Asprojuma con Cristina de vocal 1ª

sábado, 13 de abril de 2019

Excursión a Baelo Claudia



El pasado día 11, siguiendo con nuestro programa de excursiones de un día a lugares no muy lejanos, visitamos las ruinas de la ciudad romana de Baelo Claudia, ubicada en las playas de Bolonia, Tarifa  (Cádiz). Durante la visita nos acompañó José Ángel, arqueólogo de la propia Junta de Andalucía, que nos fue mostrando tanto el museo como el recinto de la urbe, explicando y dando detalles de todo lo concerniente a la ciudad, su historia, gobierno, urbanismo, industria, etc.  Fue una experiencia muy interesante, pues no es lo mismo visitar el recinto solos que guiados por la experta mano de un conocedor a fondo de todo lo relativo al lugar y su historia. Gracias, pues, a José Ángel, por sus atenciones y su excelente explicación. Tras la visita comimos en el restaurante Otero un excelente y nutrido menú y volvimos a casa. El imprevisto fue que el autocar no puede entrar en la zona del restaurante y tuvimos que caminar algunos cientos de metros para acceder a él.

(Como recuerdo os dejo unas fotos al final).

Para un mejor conocimiento de la ciudad y de la visita en sí misma, he tomado del propio folleto informativo elaborado por el museo el siguiente texto que reproduzco en cursiva:

Introducción

Baelo Claudia es un claro referente para el conocimiento del urbanismo romano y la vida en una ciudad durante el Imperio romano, ya que aquí se localizan todos los elementos representativos que constituyen la esencia de una ciudad romana: el foro, los templos, la basílica, los edificios de carácter administrativo como la curia o el archivo, el mercado, el teatro, las termas, el barrio industrial, acueductos, la muralla completa, etc. Baelo es un puerto donde generalmente se embarca hasta Tingis (Tánger), en Mauritania. Es también un emporio que tiene fábricas de salazones... (Estrabón, año 18 d.C.).

La ciudad de Baelo Claudia, situada en la orilla norte del estrecho de Gibraltar, se halla emplazada en la parte oeste de la ensenada de Bolonia. Las sierras de la Plata y San Bartolomé forman un arco que la dejan enmarcada entre montañas, de forma que el mar fue su mejor medio de comunicación y a él le debió su riqueza y reputación. La industria pesquera, fundamentalmente del atún, constituyó su principal fuente económica.

Las excavaciones han sacado a la luz el conjunto urbano romano más completo de toda la península Ibérica, con monumentos de extraordinario interés como la basílica, el teatro, el mercado y el templo de Isis. En ninguna otra parte de la Península es posible tener una visión tan completa del urbanismo romano como en Baelo Claudia. En esto radica su principal interés, además de estar enmarcada en un espectacular paisaje, integrado en el Parque Natural del Estrecho”.

Sede institucional

La sede institucional del Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia se inauguró en diciembre de 2007 y es obra del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra. El edificio, además de lugar de recepción y centro administrativo, integra un espacio expositivo, museístico, de restauración y de almacenamiento, para la custodia de sus numerosos bienes muebles procedentes de las distintas excavaciones practicadas en esta zona arqueológica desde principios del siglo pasado. Posee además una biblioteca temática especializada en el mundo romano, una sala de conferencias y un archivo científi co compuesto por la amplia documentación generada por los estudios realizados en Baelo Claudia.

El espacio expositivo está compuesto por dos salas de exposición permanente y una destinada a muestras temporales. Las salas de exposición permanente están integradas en un espacio a doble altura, iluminado cenitalmente desde un patio longitudinal que recorre el lado sur de la sala, donde podemos disfrutar de una amplia vista de la ensenada de Bolonia.

Tras el acceso y la visita a estas salas, el recorrido discurre hacia la sala de exposiciones temporales, un ámbito más dinámico que enlaza con el acceso a la ciudad romana.

Museo. Exposición permanente

Planta alta
La planta superior del museo está dedicada a ofrecer un marco general de la ciudad. Una maqueta de Baelo Claudia sitúa la ciudad en su contexto geográfico. La acompaña un expositor donde se explica la organización jurídico-administrativa, las principales ciudades y vías de  comunicación de Hispania, así como la evolución de la ciudad de Baelo Claudia. Completando este primer sector, y como antesala del ámbito museístico, junto a la entrada se localiza una muestra en constante renovación de los fondos que Baelo Claudia es capaz de atesorar.

Planta baja
La planta inferior es un gran espacio dedicado a Baelo Claudia como ciudad hispanorromana.  Este ámbito permite la interrelación de los bloques temáticos que nos informan de los distintos prismas desde los que se puede observar la ciudad romana. La primera sala engloba el sector de la exposición dedicado a la religión, el urbanismo y la economía. La religión y el mundo funerario están representados en el extremo final de la sala, con una surtida muestra de ajuares y elementos funerarios, destacando varias placas votivas dedicadas a Isis. La parte central de esta sala recoge elementos relacionados con las artes decorativas; las artes, la escultura y la arquitectura son protagonistas de este eje expositivo dedicado al urbanismo, en el que destaca una columna de la basílica de la ciudad. La economía baelonense se encuentra representada en el inicio de la sala a través de los envases anfóricos y los útiles de pesca, base de la floreciente economía de la ciudad. Tras esta sala, el segundo ámbito expositivo de la planta baja está dedicado a las termas de la ciudad, destacando una copia romana del Doríforo hallada recientemente en las termas marítimas de Baelo. A continuación, se pasa a la sala de exposiciones temporales, el espacio más dinámico del centro.

Ciudad de Baelo Claudia

La ciudad nace en el siglo II a.C. en una zona altamente estratégica como el estrecho de Gibraltar. Su origen y posterior evolución están muy ligados al desarrollo de las industrias salazoneras y al comercio con el norte de África, siendo puerto de unión con la actual Tánger. Sobre el cambio de era se inicia un proceso de desarrollo urbanístico que culminará en la primera mitad del siglo II d.C. A lo largo de este proceso se lleva a cabo la construcción de un amplio foro monumental, edificios lúdicos y un destacado complejo salazonero, verdadero motor económico de la ciudad. Es en este período cuando Baelo recibe el apelativo de Claudia, promocionando a municipio romano y disfrutando así la ciudad del período de prosperidad más importante de su historia. Baelo Claudia entra en un proceso de decadencia que se inicia a mediados del siglo II d.C., seguramente potenciado por el terremoto que asoló la ciudad en el siglo III d.C., y que tras una paulatina regresión culminará con el abandono poblacional de la ciudad hacia el siglo VII d.C.


Itinerario (Descripción oficial del mismo)

La visita a la ciudad romana inicia su recorrido en un paseo extramuros donde tenemos la oportunidad de apreciar, en primer lugar, el acueducto oriental, que contribuía al abastecimiento de agua potable de la ciudad.
Continuando en paralelo a la muralla, podemos observar su configuración arquitectónica flanqueada por numerosas torres. Siguiendo este eje murario, antes de adentrarnos en la ciudad, tenemos ocasión de ver el área de la necrópolis tardía, excavada parcialmente en los últimos años.
Entramos en la ciudad junto a una de sus puertas principales, la puerta de Carteia, que marca el eje del decumanus maximus. Siguiendo su trazado nos dirigimos hacia la intersección con el cardus maximus, que tomamos hacia el sur para ir a las factorías de salazón, un gran complejo industrial que es uno de los mayores excavados en la península Ibérica.
Continuando nuestro recorrido retornamos al decumanus maximus, por su enlosado original, donde nos encontramos con el macellum o mercado, que se construyó para desplazar las actividades comerciales del foro en el Alto Imperio. A continuación accedemos a la plaza meridional, donde podemos realizar una primera aproximación al centro monumental y cívico de la ciudad.
El centro monumental, donde se desenvolvían las actividades administrativas, culturales y religiosas, se sitúa en el cruce del decumano y el cardo máximos, organizados en torno a la plaza porticada del foro. Este es un foro típico de finales de la República y principios del siglo I d.C. Alrededor de él se ubican los distintos edificios públicos, destacando en primer plano y en el lado sur la basílica, edificio de dos plantas destinado a la administración de justicia. En el lado norte se construyó una tribuna para las arengas y, detrás de ella, la fuente monumental que preside esta plaza. En el pórtico del lado oeste se sitúan, de sur a norte, los siguientes edificios: archivo municipal o tabularium, sala de votaciones, la curia o sede del gobierno local, una calle y un edificio que podría ser una schola. En el pórtico oriental se observan las tiendas o tabernae. Antes de abandonar la plaza meridional, podemos observar al oeste un pequeño edificio público adosado a la basílica, con escaleras laterales, que algunos investigadores identifican con la curia. Continuando por el decumanus maximus llegamos hasta otra de las puertas principales de acceso a la ciudad, la puerta de Gades. Desde este punto accedemos al edificio termal para dirigirnos por el cardo 1 hacia el teatro, edificación que aprovecha la media pendiente de la ladera para asentar sus gradas.
Por último visitamos el área religiosa, que domina claramente el centro monumental y cívico de la ciudad sobre una terraza más elevada. Está compuesta por tres templos simétricos dedicados a la triada capitolina, los dioses Juno, Júpiter y Minerva. Además, como consecuencia del auge de los cultos orientales, se añadió otro templo dedicado a la diosa egipcia Isis. Desde este lugar bajamos al mirador, donde se divisa en conjunto el área del foro con la totalidad de los edificios administrativos. Subiendo de nuevo hacia el templo de Isis, nos dirigimos a la salida en dirección este, hacia una puerta secundaria de la ciudad junto a la que hay restos de una vivienda y un pequeño horno. Desde allí volvemos al museo.

Singularidades del Conjunto.

Necrópolis
La ciudad altoimperial contaba con dos cementerios o necrópolis: una situada en el eje de vía que marca la salida de la ciudad por la puerta de Carteia, al este; y otra situada en el eje contrario, tras la salida por la puerta de Gades. Estos ámbitos funerarios se emplazan fuera de la ciudad, a uno y otro de los márgenes de las vías de acceso a Baelo. Existe otra importante necrópolis que se corresponde con el período de decadencia de Baelo y que se emplaza junto a la muralla oriental de la ciudad, a uno y otro de los márgenes del arroyo contiguo.

Acueductos
Tres acueductos surtían de agua la ciudad. El principal de ellos es el oriental, que partía a ocho kilómetros de Baelo, en punta Paloma. Debe su importancia no solo al caudal de agua que era capaz de suministrar, sino también a que era el que partía de más lejos. El segundo es el occidental, que se servía de los acuíferos de la sierra de la Plata para suministrar recursos hídricos a los baños de la ciudad. El último de los acueductos constatados, procedente de la fuente del Realillo, entraba en la ciudad por su extremo norte, superando el perímetro amurallado hasta decantar en un gran depósito o cisterna que aún se conserva en la parte alta del recinto urbano. Estos acueductos garantizaron un suministro constante y fiable para la ciudad al menos durante todo el Alto Imperio.

Redacción del texto: Antonio Porras

Fotos: