Proyección día 17 enero 2018
DUELO AL SOL
DIRECTOR. King Vidor
GUIÓN: David 0. Selznick,
según una historia de Niven Bush
MÚSICA: Dimitri Tiomkin
INTERPRETES: Jennifer Jones,
Joseph Cotten, Gregory Peck, Lionel Barrymore, Lillian Gish, Walter Huston,
Herbert Marshall, Charles Bickford.
Duelo al sol se considera no
solo una película atípica dentro del westerns, por su carácter psicológico y
por los elementos que se introducen en ella, y cuyo antecedente más evidente
era “La diligencia” de John Ford, sino el hecho de que su productor-guionista
Selznick, introdujo muchos elementos que
a él le interesaban, a pesar de que nunca, los directores secundarios del
estudio que realizaban planteamientos en el film, derivados de la injerencia
del propio Selznick, pudieron privar a la película de la visión que le daba
King Vidor, padre de esta obra maestra del western.
Lo que iba a ser una película
con un presupuesto normal, llegó a desembocar en un presupuesto superior a “Lo
que el viento se llevó”, película también Selznick, y que en ella se manifiesta
de igual forma el color.
La visión colorista,
centrándome en “Duelo al sol”, es un elemento clave en la historia de la
película, fundiéndose en la propia narración el rojo con que se impregna gran
parte de ella, de donde parte la rudeza, la violencia, la sangre, por el
carácter de algunos de sus personajes volcánicos, y por su fisicidad carnal,
así como por las tragedias que se encuentran recogidas en la película.
Probablemente nos defina mucho mejor el propio Selznick lo que quiso hacer con
la película, al dirigirse a King Vidor con estas palabras, “Quiero hacer a Lewt
McCanles(Gregory Peck), un auténtico hijo de perra”.
Una película recordada por la
gran mayoría de espectadores que han alcanzado verla, y produciendo en su
época, aquel atípico sentido moral donde se calificaba a una película, cuando
la dejaban pasar, como 4, que era peligrosa para todo el mundo, incluso para
los mayores, y sin embargo, se le dejaba entrar para que se viese.
El melodrama está patente en
la película e incluso algunos lo llaman, folletín, pero me gusta rehusar esta
palabra por lo que tiene de despectiva, siendo la película una obra maestra.
Una gran película que se
recuerda a través de la historia del cine.
(Texto de Carlos Guillermo
Navarro)
Desde el momento que Perla va
caminando hacia su habitación con la lamparilla en la mano pasando por delante
de los dos hermanos, ya se olfatea la tensión sexual e intuimos la actitud de
ambos hacia ella. Aún sorprende tanta sensualidad en un título de los años 40,
pero a David O. Selznick le gustaban las situaciones al límite. Jennifer Jones
se excede en gestos cuando muestra emociones fuertes, pero es fotografiada con
maestría haciendo resaltar el blanco de sus ojos y dientes sobre su tez morena
y lo que sí logra ésta es dar cuerpo a una criatura salvaje e inexperta que se
convierte en centro de disputas y se debate entre la seguridad y la pasión.
Joseph Cotten y Gregory Peck hacen acertadamente la encarnación del bien y el
mal como reflejo de la personalidad del autoritario y visceral padre (Lionel
Barrymore que estaba realmente en silla de ruedas desde hacía años) y también
aparece Lillian Gish, toda una superviviente que empezó con Griffith décadas
atrás y siguió dejándose ver en más películas otras tantas décadas después.
Como en “Lo que el Viento se Llevó”, la personalidad de Selznick es la que
manda y parece que hubo otros cinco directores, entre ellos Von Stenberg y
Dietrich, que intervinieron, pero quien
firma es King Vidor, gran cineasta desde el mudo, versátil y eficaz, que lleva
la historia con seguridad y buen ritmo, obsequiándonos con espléndidas
panorámicas, bellos primeros planos y majestuosos planos generales (la
encendida fotografía en color plena de rojos es magnífica). Duelo al sol forma parte de esos contados
títulos imprescindibles y si sólo hay cierta debilidad en la dirección de la
Jones, con el tiránico Selznick encima poco podía hacer Vidor para contener a
la que por entonces era la chica del productor. La pasión desenfrenada cobra forma
pocas veces en el cine: en “Duelo al Sol” cada uno de los elementos que la
componen está dotado de fuerza, de energía intensamente romántica y clásica.
Este filme sólo podría ser ejecutado por King Vidor, artesano de los
sentimientos, poeta romántico, artista inigualable. La escena inicial, la que
describe los sucesos relativos al padre de Perla Chávez, ya por sí misma tiene
mayor sabiduría fílmica que numerosas películas más loadas. Pero la película
continúa en un recital de maestría en el que se encuentran comprendidas
historias de amor fatal pero también de amor platónico, de dignidad, de
egoísmo, de amistad, de violencia. Esta película es un gran cuadro, un lienzo
pintado sabiamente que se desarrolla en movimiento resultando una de las
mejores películas de la historia: Perla Chávez, Lewton y la banda sonora
memorable de Dimitri Tiomkin quedarán grabados en el alma de todo aquel que se
adentre en el rancho de Nueva España. Naturaleza, ser humano y arte se cruzan
en este prodigio.
(Texto de Ricardo Hernández)
Sobre el debate:
Tras la visualización de la
película se inició un interesante debate, del que lo primero a reseñar es la
satisfacción que produjo en la audiencia la explicación introductoria de Carlos
y la proyección de una película, vista ya por casi todos, que aportó
remembranzas personales y un mejor análisis y comprensión de la misma.
Aparte de destacar por el
presentador detalles sobre la producción, rodaje e historia en general de la
obra, desconocidos para la mayoría, se resaltaron detalles argumentales,
escenas y mensajes que transmite al espectador desde la cultura americana de
los años 40 y de la idiosincrasia de actores, director y guionista que la
conforman. Los celos causantes de la tragedia del senador Jackson McCanles y la
incomunicación con su esposa Laura Belle, a la
que ama y rechaza por la sombra de sospecha en el pasado amoroso; el
conflicto entre la pasión amorosa, la moral y el puritanismo religioso; el
sentido de propiedad y el dominio que sustenta al machismo; la confrontación
entre el pasado inmovilista simbolizado en el rancho y su dueño el senador, con
el futuro y el progreso que llega
acaballo de la línea férrea; el bien y el mal en combate, el orden y el
derecho contra la pasión irracional e irresponsable, el hijo mayor (Jesse) abogado
y el pequeño (Lewton) granjero caprichoso; la mestiza (Perla) que sintetiza el
primitivismo salvaje de la raza india y, a la par, la bondad e inocencia que arrastra a la
pasión amorosa en lucha interna entre el deseo y la ley o norma social.
Todo ello, en su conjunto,
conforma un escenario donde la línea argumental y espectacularidad escénica
cargada de dinamismo, a veces con exceso de histrionismo e hiperactuación,
mantiene al espectador en una actitud atenta durante toda la proyección.
Una vez más hemos de dar las
gracias, y un bravo, por la excelente elección del amigo Carlos Navarro y por
su magistral presentación y conducción del debate.
(Cometario sobre el debate:
Antonio Porras)
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