lunes, 27 de febrero de 2017

Excursión a Estepona y Casares


En esta ocasión, rompiendo el tópico de desconocer nuestra propia tierra, hemos decidido viajar a Estepona, visitar sus calles, su museo arqueológico, el orquidario y la singular presentación de los dólmenes de Corominas. Tras comer en esa zona, nos desplazamos hasta Casares donde vistamos lo casa de Blas Infante y, algunos valientes, subieron al castillo mientras el resto se dedicaba al sosegado ejercicio de tomar un té o café, acomodados en un bar de la plaza.

Esteponatours nos acompañó en todo el trayecto ejerciendo de guías desde la recepción a media mañana hasta el final del viaje en Casares. El trayecto por el casco urbano nos presentó una Estepona desconocida para muchos que, acompañada de informaciones sobre su historia, completó un mayor conocimiento de la ciudad. Sus calles y plazas típicas andaluzas, adornadas de macetas y flores, reluciente color blanco de sus casas con matices azulados en algunos casos y su zona peatonal, tiene gran encanto. Pasamos por el castillo de San Luis, las plazas de las Flores, del Reloj, los Begines, San Francisco, con la iglesia de los Remedios, etc. Una rápida visita al museo arqueológico y dedicación de un ahora a visitar el Orquidario, que tan apasionadamente nos mostró su director.

Ciertamente no es el mejor momento para ver orquídeas florecidas, pero encontramos algunas de gran belleza y singularidad. La visita fue enriquecida por las amplias explicaciones que, desde la pasión de un gran botánico, se pueden ofrecer a un colectivo poco conocedor de la materia. Su colorido, morfología, olor, etc. las hace una especie singularmente amplia y bella. Tal vez valga la pena volver en otro momento, dentro de un mes o algo más, para poder disfrutar de su floración marcada por su tan afamada belleza.

Es de destacar, también los murales que embellecen las fachadas de los viejos edificios, de una simpleza arquitectónica propia de las viviendas sociales del viejo régimen; fachadas lisas, con ventanas, sin mayor ornamentación, a las que los murales pintados sobre ellas le han dotado de una presencia más digna. Motivos como buganvillas, o la espectacular imagen del pescador, el mar y su pez ensartado en el anzuelo, que abarca varios edificios y se ha de buscar el punto idóneo para observar toda la perspectiva,  son espectaculares. Sin olvidar la imagen de la niña regando el árbol.

La visita a los Dólmenes de Corominas, en las afueras de la ciudad, nos permitió conocer los restos encontrados durante la ejecución de la autopista de la Costa del Sol a su paso por esa zona. De hecho es una recreación del lugar originario, desde donde se trasladaron los referidos restos dolménicos (necrópolis), tumbas, ajuar funerario y utensilios de caza y adornos que se descubrieron. Para preservarlos y mostrarlos al público se construyó una bóveda protectora y se recrearon los túmulos mortuorios de tan interesante necrópolis, exponiendo los enseres en vitrinas en su paso periférico.

Tras la comida nos dirigimos a Casares, que, como ya es sabido, tiene espectaculares vistas dando realce a sus casas blancas y bien cuidadas, sus plazas y calles típicas. Ya sabemos que es la cuna de Blas Infante, en cuya casa, tras largas gestiones, se consiguió establecer un pequeño museo donde se proyecta un documental sobre su historia y obra. Casares tiene, además, los restos de un interesante castillo que fue fortificación importante avalado por su propia ubicación, desde donde se otea toda una serie de panorámicas con vistas al mar y a los montes africanos en los días de nitidez. Pasear por sus empinadas calles y gozar de sus vistas es algo que no debe perderse el visitante, amén de sus embutidos y otros manjares típicos de la localidad. Su ubicación hace de él un balcón al sur, desde la falda de la montaña, fusionando el monte y el mar en una perspectiva panorámica inigualable, lo que le hace ser considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Blanco esplendor anclado a la montaña entre bosques de pinares y el vuelo, surcando los cielos, de los buitres leonados, permiten pasar del mar y la playa a la montaña en un mágico momento que no deja de ir sorprendiéndote a través de la tortuosa carreta que conecta Estepona y esta villa de Casares.


Nuestra próxima visita será a Carmona, otra villa cargada de historia y belleza que promete ser interesante. Pero eso lo dejamos para el próximo 29 de marzo.

Reportaje fotográfico:


















































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